martes, 12 de marzo de 2013

Hombre de dos besos

(Danza con balones agujereados)

Vladimir Mayakovski

A un hombre grandote y sucio
le regalaron dos besos.
El hombre torpe no sabía
qué hacer con ellos,
dónde ponerlos.
La ciudad
toda de fiesta
cantaba aleluyas en los templos,
la gente salía para vestir domingo,
pero el hombre tenía frío
y óvalos en las suelas.
Eligió el mayor
de los besos
y lo calzó de galocha.
Pero el frío fiero
le mordió los labios.
«Bien,
―enfadóse el hombre―,
voy a tirar esos besos inservibles.»
Y los tiró.
Y allí mismo
a un beso le salieron orejas
y se puso a girar como una peonza
y chilló con voz fina:
«¡Mamita!»
Asustado, el hombre
arropó con los andrajos de su alma
el cuerpecito tiritando
y lo llevó a casa
para ponerlo en un marquito azul.
Removió el polvo de las maletas
(buscando el marquito),
y al revolverse
el beso, tumbado en el diván,
enorme,
grasoso,
crece,
ríe,
se enfurece.
"Dios,
lloró el hombre,
nunca creí que me iba a cansar tanto.
Debo ahorcarme».
Y mientras colgaba,
asqueroso,
ruin,
―en los tocadores
las mujeres―,
fábricas sin humo y sin chimeneas,
hicieron millones de besos
de todos los tipos:
grandes,
pequeños,
con carnosas palancas de labios chapaleantes.

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Fragmento de la tragedia Vladimir Mayakovski, en Poemas 1913-1916. Este post habla del hombre en su grandeza incomprendida y la tragedia de una humanidad superflua, sin voluntad propia y sin valores. Fue una expresión de mi momento existencial. Definitivamente NO lo coloqué como metáfora política.

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