Foto: Edsaú Olivares. El Universal 20-4-2011. |
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De niña me impresionaba mucho ver la cantidad de gente que venía a Caracas en Semana Santa para caminar de rodillas por la calle, todos vestidos de morado y con una vela en la mano. La procesión del Nazareno de San Pablo es una de esas tradiciones católicas que infunden respeto porque se niegan a desaparecer. Recuerdo a mi abuelita paterna, que era muy devota. Cuando yo estaba bien pequeña la veía irse a la calle vestida de morado, con sus sahumerios y sus velas. Ella me decía que siempre llevaba una vela de más y me ofrecía pedir algo que yo quisiera...
De ñapa dejo un fragmento de un poema sobre esta tradición:
De ñapa dejo un fragmento de un poema sobre esta tradición:
EL LIMONERO DEL SEÑOR (fragmento)
Andrés Eloy Blanco
Por la esquina de Miracielos,
en sus Miércoles de Dolor,
el Nazareno de San Pablo
pasaba siempre en procesión.
el Nazareno de San Pablo
pasaba siempre en procesión.
Y llegó el año de la peste,
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta Los Hijos de Dios.
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta Los Hijos de Dios.
La Terapéutica era inútil;
andaba el Viático al vapor
y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.
andaba el Viático al vapor
y por exceso de trabajo
se abreviaba la absolución.
Así pasó el Domingo de Ramos
y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo se agolpó.
y fue el Miércoles del Dolor
cuando, apestada y sollozante,
la muchedumbre en oración,
desde el claustro de San Felipe
hasta San Pablo se agolpó.
Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.
—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos.
La peste aléjanos, Señor...!
La peste aléjanos, Señor...!
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
—¡Milagro...! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor...!
partió la flecha de una voz:
—¡Milagro...! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor...!
Y veinte manos arrancaban
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
Publicado en el libro Poda, una selección de poemas de 1923 a 1928.
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
Publicado en el libro Poda, una selección de poemas de 1923 a 1928.
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