sábado, 29 de octubre de 2011

Casi juicio final

Jorge Luis Borges

Mi callejero no hacer nada vive y se suelta por la variedad de
la noche.
La noche es una fiesta larga y sola.
En mi secreto corazón yo me justifico y ensalzo:
He atestiguado el mundo; he confesado la rareza del mundo.
He cantado lo eterno: la clara luna volvedora y las mejillas
que apetece el amor.
He conmemorado con versos la ciudad que me ciñe
y los arrabales que se desgarran.
He dicho asombro donde otros dicen solamente costumbre.
Frente a la canción de los tibios, encendí mi voz en ponientes.
A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mis sueños
he exaltado y cantado.
He sido y soy.
He trabado con firmes palabras mi sentimiento que pudo haberse
disipado en ternura.
El recuerdo de una antigua vileza vuelve a mi corazón.
Como el caballo muerto que la marea inflige a la playa, vuelve
a mi corazón.
Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna.
El agua sigue siendo dulce en mi boca y las estrofas no me niegan su gracia.
Siento el pavor de la belleza: ¿quién se atreverá a condenarme
si esta gran luna de mi soledad me perdona?

………………………………..
De Fervor de Buenos Aires, 1923.

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