Pedro Calderón de la barca
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
ni sé qué pueda decirte
ni qué pueda preguntarte.
Sólo diré que a esta parte
hoy el cielo me ha guiado
para haberme consolado,
si consuelo puede ser
del que es desdichado, ver
a otro que es más desdichado.
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía
y cuando entre mí decía:
¿habrá persona alguna
de suerte más importuna?
piadoso me has respondido,
pues volviendo en mi sentido
hallo que las penas mías
para hacerlas tus alegrías
las hubieras recogido.
Y por si acaso, mis penas
pueden aliviarte en parte,
óyelas atento, y toma
las que de ellas me sobraren.
Yo soy…
....................................................
Palabras de Rosaura al rey Segismundo (Escena II de La vida es sueño, 1635). El título, para variar, es una intervención escandalosa de mi parte.
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
ni sé qué pueda decirte
ni qué pueda preguntarte.
Sólo diré que a esta parte
hoy el cielo me ha guiado
para haberme consolado,
si consuelo puede ser
del que es desdichado, ver
a otro que es más desdichado.
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Quejoso de la fortuna
yo en este mundo vivía
y cuando entre mí decía:
¿habrá persona alguna
de suerte más importuna?
piadoso me has respondido,
pues volviendo en mi sentido
hallo que las penas mías
para hacerlas tus alegrías
las hubieras recogido.
Y por si acaso, mis penas
pueden aliviarte en parte,
óyelas atento, y toma
las que de ellas me sobraren.
Yo soy…
....................................................
Palabras de Rosaura al rey Segismundo (Escena II de La vida es sueño, 1635). El título, para variar, es una intervención escandalosa de mi parte.
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